viernes, 10 de octubre de 2008

Nos están pasteando


Mientras al mundo se sacude en medio del pánico que ha creado la especulación en los mercados de valores con la complicidad de la Banca y sus Fondos de Inversiones, cuyos efectos colaterales ya empezamos a sentir en la minería. El Gobierno junto con los partidos políticos siguen pasteando a la opinión pública con el tema de “los acuerdos” sobre un proyecto de constitución que tiene un solo fin: la reelección de Evo Morales.
¿Alguien podría explicarnos, porqué en más de dos años no hay acuerdo en la forma y fondo de un proyecto de constitución, que nunca pudo ser concertado y ahora quieren hacernos creer, ¡que al fin pueden hacerlo!? ¿Qué magia puede cambiar lo que no se pudo en extensas horas de discusiones que giran como rueda sin fin en lo mismo?
No hay flexibilidad en el Gobierno para nada. Y el consejo ha debido llegar por medio de los chavos caribeños: “no hagan tanta ola sin motivo, den paso a las reformas en el tema de las autonomías, cedan ahora para cambiar todo mañana, total una vez conseguida la reelección de Evo todo puede ser cambiado”
Por eso los artículos referidos a la reelección y requisitos para la modificación de la constitución son los pilares donde descansa el proyecto masista.
Todo lo demás no debería ser escollo para llegar a estos “acuerdos” sino mediaran los “movimientos sociales” especialmente los campesinos, a los que se les vendió la idea de que ¡ahora si serán dueños de Bolivia! Y esto significa que la constitución les garantice la toma de las tierras en el oriente, el control total del Poder: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y la instauración de los 500 años de revancha por delante.
Por eso Román Loayza tiene miedo de que se cambien esas garantías. Y repite: “no se mueve ni una coma” El gobierno mentiroso como es, ahora no puede mover esas comas sin ocasionar el rechazo de este sector con las consecuencias políticas de sus “movimientos” y trata de convencer a la oposición de sus santas intenciones en relación a los “otros temas” que no son autonómicos.
En fin, no hay ni puede haber acuerdo, como no lo hubo nunca. El que ceda pierde. Así de fácil. Y perder significa patrimonio en juego señores. Los intereses de clase no se negocian al punto de que esto represente perderlos. Se pueden hacer concesiones. Como se hizo siempre. Pero no se puede entregarlos al enemigo “de clase”. Por eso y no porque uno desee tal o cual cosa, es que no hubo ni habrá acuerdo.
El gobierno quiere tener el control político y económico de la tierra, la industria, el comercio, la seguridad ciudadana, la educación y la salud, por supuesto, con ello deviene el control de los recursos económicos generados por la renta que arroja la explotación de los recursos naturales. Este es el modelo que nos ha dicho de mil maneras quiere para Bolivia. A eso le denominan “comunitarismo social con inclusión y dignidad”. Es decir, comunismo, sin vuelta de hoja.
Al frente está la lucha por la libertad de empresa, de mercado, de la propiedad: en la tierra, industria y comercio, en la defensa de los valores sobre la educación, religión e igualdad ciudadana. Es decir democracia Son dos proyectos antagónicos, diferentes y esto es lo que no se puede negociar ni ceder.
¿De qué se trata entonces? De ganar tiempo para debilitar al contrario.
El Gobierno con sus huestes movilizadas y financiadas va camino al Congreso para imponer el “nuevo orden” y los “cambios profundos” La oposición va en la ruta de “tratar de demostrar” a la opinión internacional y sectores ciudadanos que el Gobierno podrá imponer pero no gobernar. Esto significa que al final del día el Gobierno podrá lograr coercitivamente sancionar la ley de referéndum constitucional y la oposición se verá en la necesidad de seguir el juego para oponerse a su aprobación.
El hecho de fijar una fecha para llevar a cabo el Referéndum, es en estos momentos clave para la aspiraciones del MAS, De ahí en adelante se tratará de arrinconar a la oposición y ganarle – padrón electoral por medio – con resultados, que como en el revocatorio, no dejarán duda alguna para sancionarla y proseguir la ruta del comunismo indigenista.
No es poca cosa lo que se desarrolla estos días. Es la confrontación entre la Democracia y el Comunismo. Digámoslo con todas sus letras. Y hay que dejar de enredar a la ciudadanía con reuniones, conversaciones, mesas de diálogo y todas esas vainas que solo sirven para distraernos del verdadero sendero al que nos están conduciendo: el gobierno y la oposición.
En Pando no sucedió una anécdota. Pasó el turbión del verdadero rostro masista. Leopoldo Fernández no está preso por ser Prefecto opositor y autonomista, lo está porque representa al “enemigo de clase”. Entendamos esto. Para el Gobierno ha llegado la hora de ponerle fin a la actividad política del pasado, lo que equivale -desde su óptica- eliminar físicamente al contrario y si no es posible judicializarlo, como dijo Quintana, enterrarlo políticamente.
Esta es la dimensión del panorama político en Bolivia.
Dante N. Pino Archondo


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