domingo, 1 de marzo de 2009

No es serio…


Hace unos días leí la cita de Ennio Flaiano (guionista que colaboró con Federico Fellini): “La situación en Italia es grave, pero no seria”. Parafrasear es inevitable: la situación en Bolivia es mucho más grave, pero mucho menos seria. Que sea el mismísimo Presidente de la República el que nos haga la tremenda revelación de que lo que estamos viendo en YPFB es el resultado de la infiltración de la CIA, ni siquiera es poco serio, ¡es chistoso! Pero, además, con revelaciones asombrosas: “Ahora me doy cuenta de que ellos son los que operaban para que falte gasolina y combustible”, ¿qué tal? Y más todavía, refiriéndose a Carrasco: “que sepa el pueblo boliviano que es un policía formado, entrenado, contratado y comprado por la CIA… altamente peligroso, con diversas capacidades para realizar operaciones encubiertas de infiltración, sabotaje y complot político”. Pregunta: ¿qué diablos hacía semejante policía en YPFB? No era –como se podría deducir de la descripción presidencial- un jefe de seguridad, ¡sino el Gerente Nacional de Comercialización!
“Y ha pasado por la Escuela de las Américas, y todos sabemos para qué es esa escuela”. Con el mayor respeto Excelencia, si todos sabemos para qué es esa escuela -¡y efectivamente, lo sabemos todos!-, ¿cómo es posible que su ministro más importante, el de mayor influencia, el de las decisiones más polémicas, siga tan tranquilo, después de haber pasado por la Escuela de las Américas, no una vez, ¡sino tres veces!?Claro que no es serio. Lo grave es que el Presidente está realmente convencido de la verdad de esas versiones. Hace tiempo, conversando con el argentino Martín Sivak -insospechable en su lealtad y devoción a su “Jefazo”- me contó que en su primera entrevista con Evo, el Presidente le reveló su enorme preocupación por la cantidad de infantes de marina de los Estados Unidos que ingresaban a Bolivia, ¡disfrazados de estudiantes!Si se traga cuentos de semejante tamaño –y a su alrededor hay decenas de cuentistas nacionales y extranjeros-, ¿cómo no va a creer que su amigo del alma, su segundo de a bordo, ha sido la víctima ingenua de un complot de la CIA, para hacernos creer que Santos Ramírez es un vulgar ladrón, enredado con asesinos, impostores, volteadores y puteros?
Jodida esa CIA que con un solo policía -y entrenó a cientos-, puede llegar a donde llegó, y puede hacer temblar la estructura política del partido de gobierno, y desmantelar de un soplido -perdón, de un balazo-, toda la estructura de negocios de la empresa símbolo de la gestión de Evo Morales. ¿Y no habrá sido la CIA la que inspiró los decretos de los fideicomisos, para hacerlo quedar mal al Presidente, abriendo un boquete de descontrol y negociados?No, definitivamente no es serio. Y es que vivimos en el paraíso de lo no serio. Un país de carnaval, maravilloso para los turistas que vienen, se ríen y se van. Ven el Illimani, visitan, con guía y todo, la cárcel de San Pedro, pagan el módico precio de 250 pesitos (70 % para los policías, según La Razón). Si tienen suerte podrán encontrarse con el mismísimo Santos Ramírez farreando y comiendo su parrilladita de carnaval con Dante Escóbar y pasan cuatro días de feriado, trago y baile, que comenzó el viernes con festejo presidencial en Palacio. Turistas felices... ¡que podrían -¿por qué no?- ser agentes de la CIA o infantes de marina! Y que, por fin, encontraron el lugar donde la seriedad no es un artículo de primera necesidad.
Cayetano Llobet

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