lunes, 13 de abril de 2009

Coherentes...


Si alguien pensó que el gobierno iba a hacer algo diferente a todo lo que está haciendo, es porque está en la luna. Y si de algo no podemos quejarnos, es de la absoluta coherencia con la que actúan nuestros protagonistas políticos.
El gobierno de Evo Morales -hay que reconocerlo hidalgamente-, nunca ha sostenido que su objetivo sea el de realizar elecciones limpias, ejemplares y transparentes. Más bien ha sido exageradamente sincero en su proyecto de poder. A Evo Morales le pueden reprochar muchas cosas, pero no la falta de claridad: “no importa si es legal o ilegal”, “le meto nomás”, “hemos llegado para quedarnos toda la vida”. Que, a estas alturas, a algún genio opositor se le ocurra descubrir que la Corte Nacional Electoral, ¡no es imparcial!, que se distribuyen cédulas de identidad como boletines de publicidad, que el padrón electoral está adulterado, que al registro de identificación nacional le han metido más manos que en baile carnavalero, que la convocatoria electoral está dibujada para fabricar mayorías oficialistas, que no hay a quién quejarse y que, además, el gobierno se muere de la risa, resulta, sencillamente, ridículo. Repróchenle al gobierno su poca habilidad para ocultar a sus contrabandistas, pillos y puteros, ¡pero no le echen en cara falta de coherencia!
Y, por favor, ¡tampoco a la oposición! Ni en su versión oficialista -¡porque en Bolivia hay una oposición oficialista!-, ni en la regional. En el Congreso, que dice sentirse tan amenazado, se han amasado todos los acuerdos necesarios para viabilizar el proyecto totalitario gubernamental: ¡todos, sin excepción! Los lamentos de estos días, en boca de senadores supuestamente escandalizados, no son sino la repetición de llantos anteriores culminados en acuerdos en “mesas clandestinas”. Y, ahora, están haciendo lo mismo que han hecho todos estos años: fingir dolores en su supuesta sensibilidad democrática, sin dejar de hacerle el juego al gobierno. No saben hacer otra cosa: ¡son coherentes!
Los gobiernos regionales –los de oposición, se supone-, también son coherentes. Siempre cumplen el rito de una primera fase de furia y de resistencia total, no fallan en la segunda fase declarativa de “unidad total frente al proyecto totalitario”, y siempre culminan su tercera fase dejando colgado a algún ingenuo que se creyó aquello de “hasta las últimas consecuencias”. Dejaron colgada a la dirigencia chuquisaqueña a pesar de una lucha que arrastró muertos y heridos. Lo dejaron colgado a Manfred Reyes Villa, diez días después de haber jurado en Tarija que ninguno iría al referéndum revocatorio -referéndum, ¡qué ironía!, que parece niña de primera comunión en comparación con las próximas elecciones-, y lo dejaron colgado a su propio colega Leopoldo Fernández, sin acciones legales, sin resistencia política, si un mínimo de lealtad. Si alguien espera algo de ellos, que no incurra en semejante acto de inocencia, ¡porque ellos son coherentes! Si en algo se equivoca el gobierno, y de manera estúpida, es en atribuirle a las direcciones políticas regionales la posibilidad de preparar y ejecutar “un golpe”. ¡Si hasta en su incapacidad son coherentes!¡Tanto escándalo porque piensan cerrar el Congreso! Le echaron llave al Tribunal Constitucional, al Consejo de la Judicatura, a la Corte Suprema, se apropiaron de la Contraloría, redujeron la Corte Electoral a condición de basurero... ¿y qué ha pasado? Dejar de atropellar sería una incoherencia, ¡y ellos son coherentes!
Cayetano Llobet

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