domingo, 19 de abril de 2009

Evo… ¡generoso!




Confieso que me conmoví, casi hasta las lágrimas, al escuchar el relato que hacía don Álvaro García Linera: el presidente Evo había decidido que el dinero destinado a la compra de su nuevo avión, serviría para financiar el nuevo padrón electoral. ¿No es conmovedor? El Presidente tiene una especie de alcancía, su chanchito, y va disponiendo de sus ahorros de acuerdo a su voluntad. Hoy decide comprar un avión y, mañana, cambia su avión por un padrón.
Pero el relato es más dramático: el Presidente se arriesga en un avión viejo, para tener una democracia nueva. Y todo esto, mientras protagonizaba una huelga de hambre, poniendo en juego su salud, ¡y hasta su vida!, para detener el boicot de un grupo infame de derechistas, fascistas y racistas... ¡Esas cosas sólo las hacen los candidatos a santos! (no Ramírez).
Téngase en cuenta, además, que la compra del nuevo avión tenía la intención, seguramente, de prescindir de otro sacrificio: el de los abnegados compañeros venezolanos que dejan familia, comodidades y el confort que les ofrece en su país el próspero socialismo del siglo XXI, para hacerse cargo, en estas inhóspitas tierras, de la seguridad y transporte de su hermano indio, permanentemente amenazado por la DEA, la CIA, el FBI y el Pentágono. Helicópteros grandes y modernos, avión especial para los vuelos internacionales, con tripulación y custodia venezolana, ya resultan onerosos para su “comandante”, tan castigado por los precios del petróleo. Y, ahora, por culpa de estos pobres idiotas, fascistas y racistas, va a tener que seguir molestando a los hermanos venezolanos.
El permanente llanto gubernamental es sencillamente insoportable. Si el gobierno sabe —y todos lo sabemos— que no tiene contrincantes de respeto y consideración, ¿para qué tanta farsa? Ridículas amenazas de renuncia colectiva, de cierre del Congreso, de nuevos cercos, de maratónicas e insultantes sesiones congresales, de huelgas de hambre destinadas a exitosa publicidad mundial —¡la prensa internacional es orgásmica con Evo!—, para terminar con el rito de la lógica primaria: el cumplimiento de la orden del caudillo. Y es que, más allá de cualquier juego de ironía, todo, en el gobierno, está destinado a la exaltación de la figura de Evo. La imagen del sacrificio, la de autoridad, la de liderazgo indiscutible, la de víctima potencial de atentados, y hasta la imposición de la moda en el vestir oficialista. Todo eso es parte de la lógica del caudillismo y es perfectamente comprensible. Lo único que debe esperarse de esa lógica es el paso siguiente: la dictadura vitalicia con base plebiscitaria.
La enorme ingenuidad de la oposición es pensar que, con padrón electoral digital, van a cambiar los resultados. No es el instrumento el que define un proceso, sino quién maneja ese instrumento. Mientras no exista una Corte Electoral independiente —y es más que obvio que la actual Corte es una dependencia del Palacio de Gobierno—, no hay garantía de elecciones transparentes. La supuesta oposición y sus voceros pueden cantar las victorias que quieran. La imagen de Evo es la del conciliador admirado en el mundo: ¡va a hacer elecciones con las condiciones impuestas por la oposición! Lo repito por enésima vez: podrán reprocharle muchas cosas al gobierno, pero en habilidad e iniciativa le da tres vueltas a la oposición. No es que me alegre especialmente, pero con semejantes protagonistas de política, ¡ni el diablo tiene dónde escoger!


Cayetano Llobet

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